sábado, 7 de enero de 2012

La hepatitis y la necesidad de darle un enfoque holístico a su tratamiento (Al igual que a otras enfermedades)


Jesús Morales




Aunque a muchos nos cueste entender, cada problema físico que tenemos es debido a un modelo mental y o emocional que nos hemos creado. Para mantener una buena salud no es suficiente confiar en los médicos, tenemos que saber lo que nosotros mismos podemos hacer por mantener y mejorar nuestra salud. El factor más importante en el estado de nuestra salud, y que a menudo pasa desapercibido para la medicina moderna, es nuestra mente. Todas las enfermedades, de una manera u otra, tienen su origen en la mente. Esto no es fácil de entender. El modo en que nuestra salud depende de la mente es un tema muy extenso, pero a continuación lo explicamos acá brevemente. Esto resulta menos abstracto o esotérico de lo que de entrada a muchos les puede parecer, para Hipócrates, el padre de la Medicina, las causas de las enfermedades podían ser ambientales, dietéticas, por el estilo de vida y por un desequilibrio de los cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Si estos "humores" se encuentran en equilibrio el cuerpo goza de salud, sin embargo, cuando se detecta un exceso o defecto de alguno de ellos se produce la enfermedad. De esta manera, Hipócrates, relacionaba el hígado y el color de la bilis con el temperamento de los individuos y las emociones no expresadas.

Nuestra mente está conectada a toda una serie de puntos de energía que circulan y recorren nuestro cuerpo. La idea de esta conexión es acogida y puesta en práctica por la acupuntura china, por diferentes escuelas de yoga originarias de la India y por las tradiciones budistas. Todas ellas coinciden en que del equilibrio o desequilibrio energético de nuestro cuerpo depende nuestra salud.

¿Por qué se da ese desequilibrio de nuestras energías internas? Porque nuestros trastornos emocionales interrumpen el flujo de nuestra energía interna. Cuando estos trastornos son prolongados o se convierten en pautas de comportamiento, nos causan alteraciones en las funciones de nuestro cuerpo y afectan nuestra salud; es por ello que la rabia, las frustraciones, la ansiedad, los deseos insatisfechos, son las primeras causas y verdaderas causantes de nuestras enfermedades.

Tomemos como ejemplo a la hepatitis. Para Louise Hay, autora del libro Usted puede sanar su vida, esta enfermedad es producto de nuestra resistencia al cambio, y también viene a ser la consecuencia del miedo, la cólera y el odio que hemos acumulado en nuestro interior y que  no hemos canalizado.

Al igual que otras enfermedades, existe la necesidad de darle un enfoque holístico al tratamiento a la hepatitis.

Siendo el hígado es el órgano interno más grande del cuerpo que se ocupa de un número importante de funciones vitales, que además procesa casi todo lo que comemos, respiramos y absorbemos a través de la piel. El hígado es órgano depurador que se encarga de eliminar las substancias tóxicas dañinas para nuestro cuerpo y, que además, es capaz de regenerar su propio tejido.

Sin embargo, a pesar de la capacidad de auto-regeneración que tiene este órgano, constantemente se ve sometido a un sinnúmero de embates producto de nuestros desordenes alimentarios, de la ingesta de fármacos o medicamentos u otras sustancias tóxicas que le provocan daños que muchas veces pasan desapercibidos e incluso resultan irreparables.

Para la Medicina Holística, terapia alternativa basada en los poderes de sanación naturales del organismo y en las formas en que los tejidos interaccionan, así como en la influencia del medio ambiente, el ser humano es un todo, donde el cuerpo es el que  “habla ” y la mente la que “piensa”, podríamos decir que el cuerpo “siente”, es decir, ejecuta el modelo mental y o emocional que nos creamos.

Podemos entonces pensar en la enfermedad, o en este caso, la hepatitis como el resultado de una sobrecarga tóxica. Vale destacar que esto no niega la presencia del virus, pero estos serían incapaces de desencadenar la enfermedad si nuestro cuerpo, es decir, el terreno donde se desenvolvería dicho virus no fuese el adecuado para ello, es decir, no estuviera cargado de toxinas.

Esto explicaría por qué solamente unas personas se infectan o padecen algunas enfermedades y otras no, aunque todas estas personas estén en contacto con el mismo virus.

Los virus no son nada, el terreno lo es todo, afirmó Louis Pasteur, es por ello que las enfermedades por sí solas, aunque circulen por todo el organismo son inocuas si no cuentan con un terreno propicio en nuestro cuerpo. En nuestro caso, la Hepatitis encuentra terreno propicio en el hígado, si, como dijimos anteriormente, lo sometemos a desordenes alimentarios, a la ingesta de fármacos, de bebidas alcohólicas o de alimentos manipulados en procesos pocos sanitarios y otras sustancias tóxicas que le provocan daño a este importante órgano como lo es el hígado.

 Por tanto, la enfermedad aparece por la suciedad del terreno y ese cúmulo de toxinas,  se depositarán de manera más marcada en la parte más débil de nuestro cuerpo, como es el hígado en las hepatitis.

Pero, al igual que otras enfermedades, esta no se manifiesta así no mas; Nuestro cuerpo nos manda señales para avisarnos de los desajustes a que lo sometemos, pero nos cuesta o nos negamos a escucharlo. Solo le prestamos atención cuando los avisos o manifestaciones son mayores y más complicados. Allí recurrimos en el garrafal error de creer que con la ingesta de medicamentos solucionamos nuestro problema, pero no atendemos las causas que lo originaron, además que en la mayoría de los casos estos tienen efectos secundarios y hasta son contraindicados.

Por otra parte, se considera que determinadas emociones se somatizan a través del hígado, estás son: La melancolía, el odio, la rabia o el rencor que nos asaltan cuando nos sentimos desplazados, humillados o impotentes ante una determinada situación. Todas estas emociones y el desconocimiento o la incapacidad que a muchas veces tenemos para exteriorizarlas vienen a favorecer la aparición de la enfermedad física. Además esta alteración emocional causa una baja en nuestro sistema inmunológico y por ende, auspicia la expansión del virus.


Para Otilia Quireza, (Médico Homeópata), por ser la hepatitis una enfermedad multifactorial, el tratamiento Holístico de las hepatitis también tiene que serlo. Hay que atender al cuerpo, la psique y a las emociones. Pero ¿Como lo hacemos? Como mencionamos anteriormente, cada problema físico que tenemos es debido a un modelo mental y o emocional que nos hemos creado; nuestro cuerpo “habla ” lo que la mente “piensa”, acciona, ejecuta el modelo mental que nos hemos creado. Mente y cuerpo se conectan, dialogan e interactúan, es por ello, que como dice Quireza: es fundamental que exista un cambio a nivel emocional y de estilo de vida.

En nuestro caso, hablando de la hepatitis, siendo el hígado el órgano encargado de depurar la sangre y eliminar las toxinas de la misma, podemos combatir los síntomas de esta enfermedad a través de una sana alimentación, reduciendo la ingesta de alimentos que tiendan a sobrecargarlo, tales como las grasas saturadas procedentes de las carnes, minimizar(o si es posible suprimir) la ingesta de embutidos y de grasas, disminuir el consumo en exceso de derivados lácteos, así como de azúcares refinados, evitar a toda costa las frituras. Quireza recomienda sustituir las proteínas animales por cereales integrales, legumbres y frutos secos.


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