martes, 10 de enero de 2012

Las alegorías de la flor de loto

Jesús Morales


Uno de los símbolos más antiguos de nuestro planeta es la flor de loto. Representa lo Sagrado, la pureza y el desarrollo espiritual. En la Iconografía ancestral del arte asiático, encontramos a la flor de loto representando a la creación y a la pureza. La flor de loto con muchos pétalos representa el sol que emerge del océano cósmico. .

Ante tan ampliamente conocida y a la vez enigmática  alegoría, lo menos que podemos preguntarnos es: ¿De dónde viene la flor de loto?

Su nombre científico es Nymphaea caerulea, es también conocida como Loto de Egipto, Loto azul egipcio o Nenúfar azul, es una especie de planta acuática perteneciente a la familia de las ninfeáceas. Se dice que su hábitat original pudo haber sido a lo largo del Nilo y otras áreas del este de África, y que con el correr del tiempo se extendió por diferentes zonas de La India llegando a Tailandia.

Hoy en día una variación de esta planta (El lirio de agua blanco) es usada con fines medicinales. El loto azul se usa en medicina y en la alimentación. La raíz seca y el rizoma del lirio blanco de agua se suministran vía oral para tratar afecciones gastrointestinales, genitales y bronquiales. Las hojas y raíces de esta flor también se emplean en tratamientos externos a través de cataplasmas para combatir diferentes afecciones dermatológicas. También es empleada en la preparación de infusiones para tratar lesiones e inflamación asociadas con las membranas mucosas ya que  el tejido de esta planta posee propiedades astringentes y antibióticas, como resultado de los ácidos gálicos (que también se encuentran en las agallas, en las hojas de té, en la corteza de roble y de otras plantas) y ácidos tánicos (que tienen propiedades antioxidantes y astringentes) que se encuentran en ella. Las cualidades aromáticas del Loto ya eran aprovechadas desde el Egipto Clásico. Tumbas y sarcófagos contienen representaciones de escenas que contienen figuras femeninas con un loto prendido en el cabello o bien oliendo o dando a oler esta flor. Hay evidencias de que también se usó como adorno funerario, en el interior del  sarcófago de  Tutankhamon se encontraron dispersados restos de flor de loto.
Es el loto una alegoría del nacimiento divino, ya que el dios Brahmán emerge del ombligo de Vishnú sentado sobre una flor de loto para crear el universo.

Esta flor crece en zonas donde hay mucho fango, emerge a la superficie exhibiendo su imponente belleza. Antiguamente se creía que  durante el día se alzaba sobre la superficie para florecer y que al caer la noche se cerraba y se hundía bajo el agua. En realidad, los capullos para llegar a la superficie, pasan un período de dos a tres días, y cuando están listos, se abren.

Debido a ese proceso de subir y bajar a la superficie del agua, los egipcios en su mitología, relacionaban al loto con el acto de renacer y con el Dios sol: Ra el "Gran Dios" anónimo, demiurgo, dios solar de la Heliópolis. El largo tallo del loto representa el cordón umbilical que une al hombre con su origen. Del mismo modo, la flor en sí, alude a la perfección, a la iluminación Y a la aspiración esencial de alma humana.

El loto, debido a que brota en aguas estancadas, se ha relacionado con el "océano primigenio", que dio origen al dios Itemu, cuyo nombre griego es Atum, el dios egipcio que se creó a sí mismo y que Mediante su conciencia, creó a los demás dioses. Según la mitología egipcia, de ella también surgió el dios Nefertum, considerado el dios de los perfumes.

En la India, la flor representa la divinidad, fertilidad, riqueza, conocimiento e ilustración, siendo actualmente su símbolo nacional. Está asociada con Lakshmi, la diosa de la abundancia, quien provee prosperidad, pureza y generosidad. Simboliza la  pureza, lo sublime, la belleza y todo lo que es bueno. A su vez es venerada en el brahmanismo como "Madre de la creación", y hasta se dice que Brahma, el soberano hindú de todos los dioses también nació de una flor del loto.

Los Buddhas en meditación son representados sentados sobre flores de loto, aludiendo así a la madurez de la meditación (dhyâna) simbolizada por la flor de loto abierta, cuyo centro y pétalos llevan grabados símbolos de figuras de diferentes Buddhas y Bodhisattvas así como sus atributos, o bien va acompañada de figuras complementarias, según su carácter o sus funciones. Del mismo modo, los centros de consciencia en el cuerpo humano, están representados por flores de loto provistas, según sus funciones, de un número mayor o menor de pétalos y con diversos colores que se corresponden con su particular naturaleza.

La posición de loto (o la asana padmāsana) es una postura en la que se está sentado con las piernas cruzadas, teniendo cada pie ubicado hacia adentro, encima del muslo opuesto. En el hinduismo y el budismo esta postura es la ideal para la práctica de la meditación. Los Yoguis afirman que esta posición mejora la respiración y la estabilidad física.

Para el arte Budista, la Flor del Loto es  símbolo de la primigenia naturaleza de Siddhartha, por su hermoso florecer y por la imposibilidad del agua de adherirse a él, le da esa apariencia siempre reluciente que lo caracteriza. He allí que encontramos a Buda Gautama representado en esta posición.
Principalmente la alegoría principal del loto representa ese acto de salida de la oscuridad del estanque de la vida terrenal y mundana, que sube, que sale del agua  a la superficie divina para abrirse a la presencia de Dios distanciándose de la mezcla que forma ese fango, de esa tierra y esa agua, a pesar de haber nacido de ellas.

Existe la expresión: “Poner los pies de loto de Krishna sobre nuestras cabezas” Esto quiere significar poner toda tu envidia, toda tu lujuria, todo tu orgullo, toda tu codicia, toda tu ira y toda tu ilusión, todo esto, a los pies de Dios, de la divinidad; ha que hacer esto en un acto de ofrenda y a la vez de entrega personal, un acto de “dejarse hacer” por la presencia de Dios para ser limpiados por él. En el bhakti yoga, hay un mantra primordial para el yoga y la meditación, que habla de “la flauta de Krishna entona la canción del servicio a los pies de loto de Radharani” (gayatri muralista kirtana-dhanam radha-padam-dhimahi). Esto nos recuerda que diariamente aparte de meditar, necesitamos de ese acto de humildad, de poner los pies de Dios sobre nuestras cabezas, postrarnos ante su presencia….y esto nos recuerda a las alegorías de la flor de loto.


lunes, 9 de enero de 2012

El árbol de la vida (1)

Jesús Morales




El árbol de la vida es un elemento de una amplia riqueza simbólica que ha acompañado al hombre a lo largo de la historia de la humanidad. Lo encontramos presente en la ciencia, en la religión, en la filosofía y en diferentes mitologías. El árbol como tal representa en el sentido más amplio, la vida del cosmos, su densidad, representa también el crecimiento, la proliferación, la generación y la regeneración. Desde el punto de vista religioso se usa para simbolizar la vida inagotable que equivale a la inmortalidad. Para los cristianos el árbol de la vida representa el árbol del bien y del mal, ese árbol que está en el centro del paraíso. Para la tradición cabalística, es un símbolo, una enseñanza, una imagen del mundo que vemos, que representa una transformación espiritual, la comprensión de todo aquello que está vivo, el universo entero;  No representa  la imagen “visual”. Sino más bien el orden que se establece a partir de dicha imagen.


Es uno de los símbolos cabalísticos más importantes del judaísmo. Representa un estado que acerca a la comprensión de Dios y a la manera en que él creó el mundo. La Cábala desarrolló este concepto como un modelo realista que representa un «mapa» de la Creación.
Se emplea también de manera alegórica  para significar un concepto místico que alude a la interconexión de toda la vida en nuestro planeta y a la vez viene a ser un símbolo de la descendencia común en el sentido de la evolución, de ahí que se hable de “árbol genealógico”.

Las citas que encontramos acerca de este elemento  en los libros sagrados del judaísmo, el cristianismo y el islam manifiestan o ponen en evidencia la importancia que tenían los árboles en la vida cotidiana y en la imaginación de las culturas de milenios pasados.

En los diferentes libros que componen La Biblia, tanto en el antiguo como en el nuevo testamento, hallamos más referencias a árboles y bosques que a otros organismos vivientes, incluso muchas más referencias que a los seres humanos. Para el Cristianismo una de las imágenes más recordadas en torno a un árbol está la del monte de los Olivos, lugar también mencionado como Getsemaní:. “Salió  y,  como  de  costumbre,  fue  al monte de los Olivos…” (Lucas 22,39).Allí Jesús se reunió con sus apóstoles antes de ser arrestado. En la actualidad este lugar está ubicado en el valle de Kidrón, al este de Jerusalén y es lugar de peregrinación por parte de Cristianos provenientes de diversas partes del mundo.

Textos sagrados como los Hadiths islámicos, los Mishnah judaicos y los escritos de los antiguos padres de la Iglesia cristiana-católica contienen cantidades de relatos sobre tradiciones y leyendas relativas a plantas. Algunas referencias a plantas en los primeros escritos cristianos han llegado incluso a hacerse tan familiares que se las supone procedentes de los textos sagrados.

En la religión prevédica, pilar del hinduismo, encontramos diferentes alegorías a la fertilidad y a la madre tierra. Allí encontramos menciones a los árboles, considerados como el centro de la fortaleza de la tierra. Para el  hinduismo y el budismo, existen referencias a un árbol sagrado llamado Ashoka, el árbol del dios  Shiva. En la literatura védica, se menciona a un árbol  de Ashoka  que anhela  el toque  de los pies de  las doncellas,  y que  sólo  con  ese  contacto  florecerá.  La  poesía  y el  drama  pertenecientes a esta tradición refieren  muchas  veces  esta  antigua  creencia  y gustan  de comparar  el anhelo  del árbol  por el contacto  con los  pies  de  la doncella,  con  el  que  siente  un  amante  por su enamorada. El Ashoka es  un árbol indio (Saraca Índica) que da unas flores rojas que son en India el símbolo del amor apasionado. Igualmente, el Ashoka es una alegoría de la fertilidad tanto física como espiritual; así, se le atribuye la propiedad de conceder hijos a las mujeres, pero también es, en la tradición jaina, el árbol bajo el que alcanzó la iluminación Mahavira (Santo hindú, iniciador del yainismo).

El árbol de Ashvatha no sólo alude al Árbol del Conocimiento; juega un papel muy importante en la vida del Buda. Según diferentes leyendas, toda la historia de la vida del Buda está íntimamente relacionada con árboles, debajo de los cuales se realizan siempre los acontecimientos de mayor significado.

Al sentir Maya que la hora del nacimiento de su hijo había llegado, se dirigió al jardín de Lumbini, porque tenía que dar a luz al futuro Buda en un bosquecillo sagrado. Tranquila, con una mano apoyada en el árbol Ashoka, trajo a su hijo al mundo.



En la tradición budista encontramos el árbol de Budhi, el cual es un símbolo sagrado de esta religión, este árbol representa al árbol de la iluminación. Para Budismo, Shiddhartha Gautamá, se sentó por varias semanas a meditar (aunque ha diferencias con respecto al tiempo) bajo el árbol de Budhi, donde alcanzó la revelación de su misión.

Se dice que Lao Tzu, también conocido como Lao-Tsé, uno de los filósofos más relevantes de la civilización china, fundador del taoísmo también nació bajo un árbol; he allí que el taoísmo relaciona al árbol con la rectitud, la sabiduría y la humildad.




En el Bhagavad Gita (XV, 1.4) el Árbol Cósmico no solo representa el universo, sino también la posición del hombre en el mundo. El original dice: “(Él tiene) Raíces dirigidas hacia arriba y sus ramas hacia abajo, sus hojas son los himnos de los Vedas”. Así se habla del Ashvatha imperecedero.

Para los egipcios, los árboles representan objeto de veneración, de conexión con lo divino. En Egipto encontramos el árbol de Sicomoro, que representa al árbol cósmico el cual sirve de aposento a los dioses. Sobre las ramas del sicomoro se sientan las almas de los muertos en forma de pájaro. Gracias a este árbol sagrado las almas regresan al seno del mundo divino, de los seres eternos, que simplemente habían abandonado ese mundo divino por la duración de una vida humana.

En las representaciones egipcias se encuentra frecuentemente el motivo del Árbol de la Vida, del cual nacen brazos divinos que están llenos de regalos y que riegan el Agua de la Vida de un recipiente.

Los griegos dedican el árbol de Olivo a la diosa Atenea, que era un símbolo de paz  y prosperidad. También en Atenas, se utilizaba para la corona de los campeones olímpicos. La imagen del árbol es un símbolo de gran importancia para el despertar espiritual, es una imagen protectora. En la medicina tradicional china, se relaciona al hígado y la vesícula biliar y al alma espiritual, la primavera, teniendo las cualidades del crecimiento y el poder de energía expansiva.

sábado, 7 de enero de 2012

La hepatitis y la necesidad de darle un enfoque holístico a su tratamiento (Al igual que a otras enfermedades)


Jesús Morales




Aunque a muchos nos cueste entender, cada problema físico que tenemos es debido a un modelo mental y o emocional que nos hemos creado. Para mantener una buena salud no es suficiente confiar en los médicos, tenemos que saber lo que nosotros mismos podemos hacer por mantener y mejorar nuestra salud. El factor más importante en el estado de nuestra salud, y que a menudo pasa desapercibido para la medicina moderna, es nuestra mente. Todas las enfermedades, de una manera u otra, tienen su origen en la mente. Esto no es fácil de entender. El modo en que nuestra salud depende de la mente es un tema muy extenso, pero a continuación lo explicamos acá brevemente. Esto resulta menos abstracto o esotérico de lo que de entrada a muchos les puede parecer, para Hipócrates, el padre de la Medicina, las causas de las enfermedades podían ser ambientales, dietéticas, por el estilo de vida y por un desequilibrio de los cuatro humores: sangre, flema, bilis amarilla y bilis negra. Si estos "humores" se encuentran en equilibrio el cuerpo goza de salud, sin embargo, cuando se detecta un exceso o defecto de alguno de ellos se produce la enfermedad. De esta manera, Hipócrates, relacionaba el hígado y el color de la bilis con el temperamento de los individuos y las emociones no expresadas.

Nuestra mente está conectada a toda una serie de puntos de energía que circulan y recorren nuestro cuerpo. La idea de esta conexión es acogida y puesta en práctica por la acupuntura china, por diferentes escuelas de yoga originarias de la India y por las tradiciones budistas. Todas ellas coinciden en que del equilibrio o desequilibrio energético de nuestro cuerpo depende nuestra salud.

¿Por qué se da ese desequilibrio de nuestras energías internas? Porque nuestros trastornos emocionales interrumpen el flujo de nuestra energía interna. Cuando estos trastornos son prolongados o se convierten en pautas de comportamiento, nos causan alteraciones en las funciones de nuestro cuerpo y afectan nuestra salud; es por ello que la rabia, las frustraciones, la ansiedad, los deseos insatisfechos, son las primeras causas y verdaderas causantes de nuestras enfermedades.

Tomemos como ejemplo a la hepatitis. Para Louise Hay, autora del libro Usted puede sanar su vida, esta enfermedad es producto de nuestra resistencia al cambio, y también viene a ser la consecuencia del miedo, la cólera y el odio que hemos acumulado en nuestro interior y que  no hemos canalizado.

Al igual que otras enfermedades, existe la necesidad de darle un enfoque holístico al tratamiento a la hepatitis.

Siendo el hígado es el órgano interno más grande del cuerpo que se ocupa de un número importante de funciones vitales, que además procesa casi todo lo que comemos, respiramos y absorbemos a través de la piel. El hígado es órgano depurador que se encarga de eliminar las substancias tóxicas dañinas para nuestro cuerpo y, que además, es capaz de regenerar su propio tejido.

Sin embargo, a pesar de la capacidad de auto-regeneración que tiene este órgano, constantemente se ve sometido a un sinnúmero de embates producto de nuestros desordenes alimentarios, de la ingesta de fármacos o medicamentos u otras sustancias tóxicas que le provocan daños que muchas veces pasan desapercibidos e incluso resultan irreparables.

Para la Medicina Holística, terapia alternativa basada en los poderes de sanación naturales del organismo y en las formas en que los tejidos interaccionan, así como en la influencia del medio ambiente, el ser humano es un todo, donde el cuerpo es el que  “habla ” y la mente la que “piensa”, podríamos decir que el cuerpo “siente”, es decir, ejecuta el modelo mental y o emocional que nos creamos.

Podemos entonces pensar en la enfermedad, o en este caso, la hepatitis como el resultado de una sobrecarga tóxica. Vale destacar que esto no niega la presencia del virus, pero estos serían incapaces de desencadenar la enfermedad si nuestro cuerpo, es decir, el terreno donde se desenvolvería dicho virus no fuese el adecuado para ello, es decir, no estuviera cargado de toxinas.

Esto explicaría por qué solamente unas personas se infectan o padecen algunas enfermedades y otras no, aunque todas estas personas estén en contacto con el mismo virus.

Los virus no son nada, el terreno lo es todo, afirmó Louis Pasteur, es por ello que las enfermedades por sí solas, aunque circulen por todo el organismo son inocuas si no cuentan con un terreno propicio en nuestro cuerpo. En nuestro caso, la Hepatitis encuentra terreno propicio en el hígado, si, como dijimos anteriormente, lo sometemos a desordenes alimentarios, a la ingesta de fármacos, de bebidas alcohólicas o de alimentos manipulados en procesos pocos sanitarios y otras sustancias tóxicas que le provocan daño a este importante órgano como lo es el hígado.

 Por tanto, la enfermedad aparece por la suciedad del terreno y ese cúmulo de toxinas,  se depositarán de manera más marcada en la parte más débil de nuestro cuerpo, como es el hígado en las hepatitis.

Pero, al igual que otras enfermedades, esta no se manifiesta así no mas; Nuestro cuerpo nos manda señales para avisarnos de los desajustes a que lo sometemos, pero nos cuesta o nos negamos a escucharlo. Solo le prestamos atención cuando los avisos o manifestaciones son mayores y más complicados. Allí recurrimos en el garrafal error de creer que con la ingesta de medicamentos solucionamos nuestro problema, pero no atendemos las causas que lo originaron, además que en la mayoría de los casos estos tienen efectos secundarios y hasta son contraindicados.

Por otra parte, se considera que determinadas emociones se somatizan a través del hígado, estás son: La melancolía, el odio, la rabia o el rencor que nos asaltan cuando nos sentimos desplazados, humillados o impotentes ante una determinada situación. Todas estas emociones y el desconocimiento o la incapacidad que a muchas veces tenemos para exteriorizarlas vienen a favorecer la aparición de la enfermedad física. Además esta alteración emocional causa una baja en nuestro sistema inmunológico y por ende, auspicia la expansión del virus.


Para Otilia Quireza, (Médico Homeópata), por ser la hepatitis una enfermedad multifactorial, el tratamiento Holístico de las hepatitis también tiene que serlo. Hay que atender al cuerpo, la psique y a las emociones. Pero ¿Como lo hacemos? Como mencionamos anteriormente, cada problema físico que tenemos es debido a un modelo mental y o emocional que nos hemos creado; nuestro cuerpo “habla ” lo que la mente “piensa”, acciona, ejecuta el modelo mental que nos hemos creado. Mente y cuerpo se conectan, dialogan e interactúan, es por ello, que como dice Quireza: es fundamental que exista un cambio a nivel emocional y de estilo de vida.

En nuestro caso, hablando de la hepatitis, siendo el hígado el órgano encargado de depurar la sangre y eliminar las toxinas de la misma, podemos combatir los síntomas de esta enfermedad a través de una sana alimentación, reduciendo la ingesta de alimentos que tiendan a sobrecargarlo, tales como las grasas saturadas procedentes de las carnes, minimizar(o si es posible suprimir) la ingesta de embutidos y de grasas, disminuir el consumo en exceso de derivados lácteos, así como de azúcares refinados, evitar a toda costa las frituras. Quireza recomienda sustituir las proteínas animales por cereales integrales, legumbres y frutos secos.


viernes, 6 de enero de 2012

Tres...¿Magos?...¿Reyes? ¿Qué trajeron?


Se les suele denominar como los reyes magos a esos tres visitantes que llegaron del Oriente (aunque es confusa y variada la información acerca de los países de origen de estos tres personajes) al lugar donde había nacido Jesús,  para rendirle homenaje al recién nacido, trayendo consigo ofrendas de gran riqueza simbólica: el oro, el incienso y la mirra. Hoy en día parece que no hay un total acuerdo si realmente eran magos o reyes. Encontramos datos que los mencionan como “magos” y referencias de que hayan sido Reyes.  Hemos escuchado hasta la saciedad de boca de los sacerdotes que estos “magos” representan a las religiones paganas de pueblos lejanos no cristianos, pero respecto a esto, sería interesante preguntarse: ¿Históricamente, acaso no ha sido considerado “Pagano” aquello que no cabía en el orden de la tradición judeo-cristiana, o que simplemente era distinta a la misma? ¿Qué representaba ser “pagano” para el momento del nacimiento de Jesús?; Si lo pagano era lo contario a la religión “oficial”, ¿Cuál era la religión que podía llamarse “oficial” para el momento del nacimiento de Jesús en la localidad donde nació?

Otra referencia, relación o denominación que se les hace a estas tres personas es la de los tres “astrólogos” ya que por su relación con la estrella que seguían, se supone entonces que poseían conocimientos de astrología. De ahí que el 6 de Enero también es considerado el día de los astrólogos.

Retomando la idea de la disparidad de acuerdo acerca de la denominación de estos tres sujetos, acudiendo a los evangelios, encontramos en el capítulo 2 del Evangelio de Mateo: “Y como fue nacido Jesús en Bethelhem de Judea en días del rey Herodes, he aquí unos magos que vinieron del oriente a Jerusalem, diciendo: ¿Donde está el Rey de los judíos, que ha nacido? porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle”. Este texto además nos refiere que los personajes en  cuestión (no se especifica cuantos eran, para los armenios fueron 12, a los que les asignaron doce nombres diferentes.), primero llegaron donde el rey Herodes El grande, quien luego los llamó en secreto para encomendarles que hallaran la ubicación del niño, fueran hasta allá y de regreso le avisaran para el ir a “adorarlo”, pero como todos sabemos, las intenciones de Herodes eran otras; en efecto los magos llegaron hasta donde estaba el recién nacido, pero como nos dice más adelante el mismo evangelio de Mateo (2:12): “Y siendo avistados en sueños que no volviesen a Herodes, se volvieron  a su tierra por otro camino”, por ello los magos nunca regresaron con la información requerida y luego vendría la señal que en sueños recibiría José de tomar al pequeño y a su madre y huir a Egipto para salvar sus vidas. Luego vendría la matanza de los niños ordenada por el rey al verse  burlado por los magos. José y  su familia huirían a Egipto y solo pudieron regresar a Israel una vez muerto Herodes, aunque para su regreso, en Judea reinaba Archelao, su hijo y de allí que José, luego recibir por revelación que regresara a esas tierras, temiendo todavía por la vida de su hijo, decidió entonces establecerse un poco más lejos de la jurisdicción en Nazareth, para cumplir la profecía. Otro Herodes (Antipas) años después mandaría a encerrar en la cárcel a Juan el bautista por insistencia de Herodías, su cuñada.

En las tradiciones de los otros tres evangelios aprobados e incluidos en el nuevo testamento no encontramos más datos de nuestros tres reyes, magos, sabios, astrólogos, sin embargo, hay otras fuentes que podemos llamar “no oficiales” como las que encontramos en el Evangelio del Pseudo Tomás, en el que se menciona que estos personajes llegaron con tres legiones de soldados: una de Persia, una de Babilonia y otra de Asia. Los demás datos provienen de interpretaciones posteriores que datan del siglo II y V de nuestra era. Hay referencias acerca de estos Magos que les consideran originarios de Europa, Asia, y de África respectivamente. 

Con respecto a los nombres de los reyes o magos (Melchor, Gaspar y Baltasar) las primeras referencias parecen remontarse al siglo V a través de dos textos, el primero titulado Excerpta Latina Barbari, una variante de la crónica de Alejandría , traduccción al latín de la crónica griega realizada en Alejandría; en este texto ellos son llamados Bithisarea, Melichior y Gathaspa. En otro evangelio apócrifo, el Evangelio armenio de la Infancia, se les llama Balthazar, Melkon (Melchior) y Gaspard. 

Se dice que Melchor, también llamado Magalath, venía de Persia y que la ofrenda que trajo consigo fue la mirra. La mirra (del latín myrrha, y éste del griego μύῤῥα) es una sustancia resinosa aromática. Se obtiene haciendo una incisión en la corteza del árbol Commiphora myrrha, de la cual exuda una resina gomosa, de color amarillo que al secarse tiene formas irregulares y tonalidad pardo-rojiza. Esta sustancia era de gran valor en la antigüedad, ya que se consideraba como uno de los componentes principales para la elaboración de perfumes, incienso,y ungüentos, así como también medicinas y para diluir tinta para la elaboración de los papiros. La mirra se empleaba también para embalsamar a los muertos. He allí que simboliza al cuerpo físico, la Naturaleza Humana. En la mitología griega Mirra (en griego Μύῤῥα) o Esmirna (Σμύρνα) era la hija de Tías, rey de Asiria, o Cíniras, rey de Chipre, y madre de Adonis. También se conoce con el nombre de Esmirna a una ciudad de Turquía. 

Gaspar, llamado también Galagalath, se dice que  vino de Asia, trajo consigo  Oro; recordemos que el oro es considerado el primer metal noble, ya que se encuentra normalmente en estado puro en forma de pepitas y depósitos aluviales, para los cristianos simboliza la mente y a la vez es usado acá como metáfora de la naturaleza humana o vida real de Jesús.

Baltazar, llamado Serakin, se dice que vino desde Qum Ram, un pueblo esenio de Egipto, trayendo consigo Incienso. Al incienso, por ser una sustancia que brota de un árbol que por su consistencia se le llama  “leche”, los hebreos le llamaban lebonah, los griegos θυμίαμα  los árabes luban y los romanos olibanum; en todos los idiomas significa lo mismo por el aspecto de la resina que brota del árbol. Sin embargo en la actualidad se le llama incienso, a la forma aromática que se enciende, de ahí que su nombre deriva del vocablo latino incendoere, es decir, ‘encender’, ‘quemar’, ‘incendiar’, ‘prender fuego’, iluminar’. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento aparecen gran cantidad de referencias sobre el incienso. Este quizás sea en el caso de nuestros magos en cuestión el elemento más importante –incluso más que el oro-ya que el incienso es el símbolo del Sol y del hijo del Sol, Júpiter, que representa el esplendor de la Luz Mayor. En la mitología grecorromana también está presente el incienso: Leucótoe, la hija de Arcamo y de Eurinoma, se entregó en amores al bello y codiciado Apolo. Cuando Arcamo supo de su deshonra, la enterró viva llevado por su ira. Pero el dios Sol, para honrar a la infeliz criatura enterrada viva, la convirtió en un frondoso árbol de incienso. 

Si en el evangelio encontramos que a estos curiosos personajes se le llama magos y no reyes, hay que tomar en cuenta que el término mago (griego Μάγων ) en la antigüedad se utilizaba para designar al patriarca de una familia,  para referirse a los miembros de la casta sacerdotal (representa al sacerdote de la religión de Zoroastro),e incluso tenía usos militares. La palabra mago suele emplearse también cuando una persona posee gran habilidad o maestría en el empleo de alguna cosa. La palabra Mago deriva del término Magister, de Magisterios y Maestría, expresada por su real Sabiduría de las cosas. El mago también representa al sabio.


 Si ahondamos un poco más acerca del concepto de magia,término derivado a su vez del griego μαγεία, de igual significado que en español, probablemente del antiguo persa magush, que contiene la raíz magh-: "ser capaz", "tener poder"; haciendo referencia a la antigua casta sacerdotal persa, la magia representa tener un conocimiento manual, artesanal, mediante el cual se tiene la capacidad de alteraciones físicas de toda índole, siempre sujetas a las leyes de la naturaleza.
En estas fechas resulta interesante revisar todo lo que gira en torno a estos tres astrólogos,reyes o sabios y lo que cada uno de ellos representa.